miércoles, 14 de noviembre de 2012

DESPEJAR EL CAMINO PARA EL ENCUENTRO CONMIGO MISMO ¡¡¡¡¡


Entonces, ¿Qué podemos hacer para conocer a ese otro que vive en mi interior?
Profundizando en mi propia experiencia y leyendo algunos autores calificados en este tema, logré extraer algunas reflexiones, que pudieran servir como podadora para eliminar la maleza que tupe el hermoso camino hacia el encuentro con nosotros mismo.
Espero que les sirva de ayuda.
1.- Decide si realmente quieres el encuentro.
Esto te debe llevar a examinar toda tu conducta.  Desde la forma en que tomas los cubiertos al comer, hasta lo que te colocas de primero al vestirte todas las mañanas. Prueba hacer las cosas de manera diferente a como lo has hecho toda tu vida. Descubre tu forma de hacer.
2.- Hazte responsable de tus pensamientos. Obsérvalos. Vive atento a cada pensamiento como si de ello dependiera tu vida.   ¡HEY  ¡Si!, de ello depende toda tu vida!!!
3.- Busca la claridad mental. Para esto debes sacar la basura todas las noches.
No de la casa, sino de tu mente.  Separa la paja del trigo. Observa qué pensamientos te ayudan y cuáles te causan estrés. Refuerza los primeros y desecha los segundos.
4.- Deja de tener la razón y comienza a tener Paz.
La razón se defiende sola. Si tienes necesidad de expresar o explicar o aclarar tu verdad, es porque no la tienes clara. Recuerda que la verdad y la razón son palabras muy subjetivas.
5:- Descubre el miedo cuando se te manifieste. El miedo es una señal de que algo no anda bien en ti. Agradece la alerta, bendícela y suéltala.
6.- Para soltar el miedo, conéctate con el presente. El miedo siempre es una sensación generada por una incertidumbre del futuro, es algo que aun no ha pasado y que quizás no pase nunca. Vuelve al presente donde no esta pasando nada.
7.- Entiende que no puedes cambiar a la gente que te rodea, pero puedes cambiar tu.
8.- No puedes cambiar algunas situaciones que estás viviendo pero puedes cambiar la forma de verlas. Cambia tu visión. Pregúntate ¿Dé qué forma positiva puedo ver esto?
9.- Profundiza en tus sentimientos. Pregunta siempre ¿Por qué estoy sintiendo esto?¿ Es miedo o Amor?
10.- Hazte consciente de tu cuerpo. No seas mezquino con tus necesidades humanas. Come cuando tengas hambre, bebe cuando tengas sed. Relájate.  Escucha y Respeta tu cuerpo.
11.- Deja de pretender ser un ejemplo para los demás. Date el permiso para equivocarte, no finjas siempre que todo está bien. Vive como quieras, se feliz. El que quiera aprender de ti lo hará espontáneamente.
12.- Busca ayuda. Abre tu corazón a tus amigos. Pero ten claro lo que quieres con ellos, sólo descargarte o quieres ayuda. No pidas ayuda a un amigo si no estas dispuesto a seguir su consejo.
13.- Expresa lo que sientes con claridad. Si tienes dolor, rabia, decepción, exprésalo pero con la persona adecuada, en el momento correcto y el tono indicado. Si siente amor ¡exprésalo también!
14.- Revisa constantemente tus expectativas, puede que hayan cambiado. A veces creamos expectativas en función de lo que creemos que queremos pero ya sabemos que esto no siempre es así. No tengas miedo de cambiarlas.
15.- Evita el aislamiento. Conéctate con tus verdaderos amigos y desecha los vampiros energéticos.
16.- Se practico. Elige cosas sencillas que te den resultados concretos.
17.- Organiza, dirige tus objetivos con claridad y voluntad. Aclara lo que quieres y activa tus pensamientos hacia ello.
18.- Escúchate constantemente, reconoce cuales son tus verdaderos gustos y talentos.
19.- No tengas miedo de romper con antiguas formas de relacionarte.
Tal vez algunas personas no comprendan lo que esta pasando dentro de ti, y traten de volverte hacia tu antigua  personalidad.  Suelta a aquellas personas que no respete lo que tú decidas ser. Aquellos que están verdaderamente en tu corazón, siempre estarán allí.
20.- Tu misión de vida es: Ser lo que ya eres. Poténcialo!!!

domingo, 11 de noviembre de 2012

¿A DONDE QUIERO LLEGAR?


Muy a menudo a uno se le olvida pensar ¿qué es lo que quiero ser? ¿Cómo quiero ser? Y seguimos siendo únicamente lo que nos enseñaron a ser. Se necesita la introspección, la reflexión interna para asomarnos un poco a nuestra vida, ya que todos, aunque no lo hayamos pensado mucho, hemos tenido metas muy profundas.
Vamos a hacer un viaje hacia el pasado…
Primero vamos a recordar nuestra niñez, ¿cómo hemos sido cuando éramos un niño o un adolescente?…
Dirigiéndonos hacia el pasado vamos a ver quién era nuestro héroe; todos nosotros hemos tenido héroes, a veces hemos tenido héroes que no eran de carne y hueso, quizás nuestro héroe era un personaje de una película o de una novela, o puede haber sido nuestra abuela, un maestro, un sacerdote, una persona que nos inspiró.

Recordando a esta persona veamos cuál era la cualidad especial que tenía, los principios básicos que amábamos nosotros en ella o en él. Cuando uno tiene un héroe, uno identifica su meta su objetivo allí, porque quiere a esta persona, porque respeta a esta persona y porque algo en nosotros dice: yo también quiero ser así.

Pensando en las personas que nos quieren (padres, hijos, compañeros, parejas, colegas), por una cualidad especial que tenemos ellos nos quieren. Muy a menudo hay una cualidad muy especial que nos hace amables, queridos por otros.
Sigamos pensando en la gente que queremos y veamos un poco qué es lo que a nosotros nos hace felices en relación con estas personas, que cualidad está detrás, cuál valor especial.

¿Por qué o para qué estaríamos nosotros dispuestos a morir?
¿Por qué y para qué estaríamos dispuestos a vivir? 
Luego tenemos que observar qué es lo que nos impide en la realidad diaria hacer esto


Lo que nos impide ser como queremos ser,  muy a menudo son nuestros miedos. Si yo no pienso en qué quiero ser, cómo quiero ser, no lo voy a lograr. La meta que uno se fija determina el lugar de destino que uno tiene en la vida.

Lo importante es realmente volver a lo que te dice tu propio corazón, volver a lo que te dice tu propio ideal tu propia mente. Muchas veces lo que nos impide morir tranquilos es la calidad de vida que hemos tenido, porque sentimos que no hemos cumplido con lo que teníamos que hacer. Es como un chico que llega a la escuela con la idea de que va a aprender a pintar, va aprender a dibujar, va aprender a bailar y toda la vida en la escuela pasa aburrido, esperando aprender a bailar, a pintar y a dibujar. La vida es así, una persona puede morirse en paz cuando ha logrado hacer en la vida lo que realmente le gusta y eso independientemente de que se esté muriendo en un suburbio o en un palacio.

Cuando logro vivir como yo quiero, cuando logro ser quien yo quiero ser, hay una unión conmigo mismo, hay una congruencia, me siento en acuerdo conmigo mismo. Eso implica que estoy listo para irme, porque ya viví lo que quería vivir. Cuando no decidimos vivir lo que queremos vivir tenemos la impresión que la muerte nos está robando la vida. Estamos tan ocupados en cumplir con lo que pensamos que tenemos que ser, que se nos olvida pensar que quiero ser en realidad. Ser quien uno quiere ser, es una construcción de cada segundo, de cada instante, cada pensamiento, cada emoción, cada día es una oportunidad.

Donde van mis pensamientos va mi energía, donde va mi energía va mi atención, donde va mi atención va la creación de mi personalidad, va la concretización de mi energía y donde va esto se crea mi carácter, y donde va mi carácter va mi vida.

Pensar lo que quiero pensar es tener consciencia
Cuando uno aprende a valorar los pensamientos, construimos lo que queremos construir y empezamos también a sentirnos dueños, amos, en vez de sentirnos desposeídos de la capacidad de elegir. Muy a menudo uno se dice: ¡Ay! es que a mí me tocó nacer en éste país, o a mí me tocó ser mujer ó hombre, ó a mi te como estar en esta familia, a mí me tocó tal cuerpo, tal profesión, tales condiciones. Aunque no lo creamos estas son oportunidades, pero si las vemos como un pre-condicionamiento determinando de mi futuro, pierdo la capacidad de crear.

Si queremos crear nuestra vida, si queremos crear al ser internamente, debemos tomar conciencia de nuestros pensamientos. Tener muy claro lo que quiero, meditar en la mañana y decirse: hoy es un día donde me voy acercar a mi meta, hoy es un día donde voy a ir poniendo los ladrillos que van a construir el templo de mi vida, el monumento de mi vida.

Debemos valorar el tiempo, valorar la capacidad que tengo de estar en el presente. Las personas tienen miedo de volver a su pasado a sufrir las cosas que han sufrido antes. Por ello proyectan hacia el futuro, y así estamos condicionándonos a volver a sufrir. Muy a menudo se nos olvida pensar, no queremos, tenemos miedo a la muerte entonces no pensamos que vamos a morir. Cuando empezamos a crear, a aceptar pensar en qué quiero ser, así poco a poco voy verificando las metas que tengo sacándome de encima todo lo que no soy.

Estamos muy condicionados: que una mujer tiene que vestirse así, que un hombre tiene que comportarse asá, que tiene que buscar tal tipo de trabajo, tiene que tener tal tipo de actitud; internamente estamos agarrados de estas cosas que esconden montañas en nosotros.

¿Como quiero ser? quiero ser feliz. Entonces date una hora de felicidad diaria.

La sociedad nos pone sus metas, pero nosotros en la medida que vamos echándole la culpa a ella, estamos quitándonos el poder de ser lo que queremos ser. Así que por un lado hay que reconocerlo, y por otro lado hay que sostener el compromiso con nosotros mismos. Por ejemplo, si tú sabes que la televisión sigue dándote malos ejemplos, apágala. 
Se necesita voluntad y determinación
Tenemos miedo que nos vean como bichos raros, pero ¡somos bichos raros!, esta sociedad es una sociedad productora de bichos raros. Por eso es muy importante entender que buscamos cumplir con una meta muchas veces irreal, por eso es muy importante también calificar internamente: "esto me parece bueno, esto me parece malo", y tenemos todos los días el derecho de cambiar de idea.
En varias ocasiones lo que nos sucede es que nos dejamos llevar como una pluma: va el viento por allá yo voy por allá, va el viento por aquí, yo voy por aquí, mi esposo quiere ver la televisión, veo la televisión, mi hijo quiere que yo vaya a su graduación, voy a su graduación, mi mama esta de mal humor, entonces yo estoy triste, etc. Y… ¿cuando me ocupo de lo que yo quiero? el día de la muerte ya es muy tarde, eso se llama pasividad.

Si no aprovecho cada instante no puedo ser justo, sólo en el presente puede uno ser justo, no puedo ser justo en el pasado porque ya pasó. Es en el presente que tengo todo mi potencial desplegado frente a mí, pero muy a menudo no conocemos nuestro potencial, y no sabemos cómo usarlo, cómo aprovecharlo, cómo disfrutarlo, cómo compartirlo, entonces empezamos a sentirnos como víctimas.

El momento del presente es el momento de las oportunidades, pero pede llega a ser sin oportunidades cuando me proyecto como víctima. Estar en el presente significa permanecer atento. Nuestra mente tiene la costumbre de divagar y cuando la mente divaga, por lo general se queja: ¿por qué me tocó tener diabetes, a mí que me encanta comer mucho dulce?, es injusto; ¿por qué ella puede comer todo lo que quiere y sigue delgada?, es injusto…
Cuando nos consideramos víctimas, estamos creando una atmósfera de quejas, y eso ¿qué produce? Que yo tenga una visión desvalorizada de mí mismo: ¡pobrecito yo! Esta es una forma que todos tenemos de "querernos", pero que nos impide tener poder, porque al contrario, yo no soy nada pobrecita, yo puedo cambiar lo que sea que quiero.

Todos tenemos tendencia a preferir quejarnos que ocuparnos, porque ha sido la educación que hemos recibido. El enemigo principal en el desarrollo espiritual es el dormitar, porque cuando estamos durmiendo no estamos aprovechando, sino que estamos perdiendo, es como si estuviéramos echando por la basura los instantes uno tras otro.

Si uno acumula experiencias positivas a cada instante, es como si las hubiese invertido en el banco de las acciones, son ahorros, capital. Pero si las echo en la basura al no permanecer despierto, no sólo desperdicio el momento, sino que también desperdicio el capital que me podría haber dado el momento.

En Francia hay una historia que se cuenta de una niña llamada Petra la Lechera. La lechera iba al mercado con un cántaro de leche, y ella caminaba pensando: "con este cántaro de leche que voy a vender me voy a comprar una gallina, y la gallina me va a dar muchos huevos, y con estos huevos que voy a vender en el mercado voy a comprarme un puerco, y el puerco tendrá crías que voy a vender en el mercado y me compraré una vaca, y con la leche de la vaca...y de repente ¡pluf! se cayó y se le regó la leche. El cuento nos enseña que si no hacemos las cosas en la realidad estamos desperdiciando el capital. Si se fijan el problema de la Lechera era que no prestaba nada de atención a la realidad, por lo tanto, prestando atención a la creación de mis pensamientos, de mis emociones, de cada una de las palabras que digo, de las cosas que hago, estoy creando calidad.

La gente que ha muerto de muerte clínica y que luego ha regresado, por lo general han cambiado toda su vida porque cuando "murieron" se dieron cuenta de lo bonito que era vivir, de la oportunidad preciosa que era cada instante. Por ello, en vez de desperdiciar el tiempo cuando regresaron empezaron a vivir, y casi todos aquellos que han tenido una experiencia así han tenido cambios drásticos en su vida, han hecho lo que realmente les gustaba hacer.

¿ Quien Soy Yo ?



“¿Quién soy yo?” es probablemente la pregunta más desconcertante, profunda, difícil, emocionante e interesante que nos podemos hacer.

Es desconcertante porque a lo largo de todas las respuestas y las definiciones que nos damos de nosotros mismos siempre terminamos insatisfechos. Siempre hay algo más. Después de cualquier respuesta a que podemos llegar volvemos a un: “pero no es realmente así”. “¿Quién soy yo?”parece una pregunta simple, quizás la más simple, y sin embargo nos deja desconcertados y confundidos.

Es profunda porque desde que recibimos el don de la conciencia, del sentido del yo, es del mayor interés para nosotros. Desde el origen de pensar en el ser humano nos hemos hecho esta pregunta y ha sido motivo de nuestras reflexiones. ¿Qué puede ser más importante que entender la naturaleza del ser? Nada tiene mayor profundidad que la pregunta de quién es este “yo mismo”, la conciencia que habita este cuerpo y que vive en esta hora de la historia.

“¿Quién soy yo?”es la pregunta más difícil porque tiene miles de respuestas, y más.  Sólo hacer la pregunta nos trae inquietud y ansiedad.  Sentimos que es una pregunta relevante pero algo en nosotros rechaza pensarla y se quiere distanciar de la respuesta que de todos modos anhelamos.  Es algo tan básico que incomoda no tener una respuesta preparada y clara.  Pero cualquier explicación apresurada nos deja insatisfechos.

Cuando nos detenemos a pensar más profundamente nos damos cuenta de qué compleja e intrigante es la cuestión y aparece más vasta y escurridiza. Muchas personas se asustan de la pregunta y la dejan de lado porque “es una preocupación demasiado abstracta” para gastar tiempo en ella. O se puede sostener que es un asunto para filósofos, o que no tiene relevancia en mi vida cotidiana. ¡Pero cómo puede no ser relevante! Si es tan básica y esencial, aunque sea difícil, exija atención, tiempo y hasta tenga un halo de aventura al encararla.

Empezar a preguntarnos esta simplísima cuestión, “¿Quién soy yo?” trae entusiasmo y emoción porque abre un vasto campo de exploración ante nosotros. Quiere decir que es una puerta hacia nuestra vida interior. Cuando preguntamos seriamente, en la intimidad de nuestro ser, con honestidad total y objetiva, desnudos frente a nosotros mismos, empezamos a descubrir mucho sobre quién somos. ¿Con qué nos identificamos? ¿De dónde venimos? ¿Qué limitaciones nos auto-imponemos? ¿Cuáles son nuestros prejuicios? ¿Cuáles son las definiciones que hacemos de nosotros mismos? ¿Cómo nos vemos a nosotros mismos? Es sorprendente-a veces doloroso, a veces estimulante-llegar a conocernos en profundidad.

Pero no es solo entusiasmo lo que encontramos en el camino hacia las respuestas de esta pregunta. Hay también fascinación porque se abre un inmenso campo frente a nuestros ojos: el campo de la conciencia interior. Tenemos un conocimiento subliminal de este aspecto de nuestra vida interior pero apenas nos relacionamos con él. Y a medida que uno comprende más y más aparece con mayor claridad que la respuesta no tiene límites y que descubrimos nuevos horizontes de nuestra realidad. Fascinación y maravilla son las únicas palabras que describen este proceso. No hay realmente una respuesta clara o simple a la pregunta. Este asunto de “¿Quién soy yo?” es más bien una herramienta para explorar la propia vida interior, y no una pregunta. Se puede usar como una ventana (o un microscopio) para mirarnos a nosotros mismos y explorar la naturaleza de nuestro ser.

Podemos acercarnos a la pregunta de modo sistemático:

Yo soy un cuerpo. Todos tenemos un cuerpo y este aspecto de nuestro ser es el que más obviamente se ve. Nuestro cuerpo tiene un variedad de características: ciertas fuerzas, ciertas debilidades. Necesitamos darnos cuenta de sus diferentes aspectos y mantenerlo sano. Sin embargo también es obvio que somos algo más que nuestro cuerpo porque si se le remueve una parte (por ejemplo, una extremidad), igual seguimos siendo nosotros mismos; todavía queda un “Yo”. Yo soy un cuerpo, pero hay algo más....

Yo soy una persona que reacciona emocionalmente. Necesitamos conocer nuestras respuestas emocionales, nuestros estados de ánimo, qué es lo que los causa. Necesitamos llegar a ser objetivos con nuestras emociones, observar cómo reaccionamos. Yo soy mis emociones, pero hay algo más....

Yo tengo un ser histórico. Vivimos en un tiempo particular de la historia. El mundo era muy diferente antes y va cambiar completamente en el futuro. Vivimos en un momento como parte de un continuum histórico. Estamos muy determinados por esta hora de la historia, pero hay algo más....

Yo soy una cultura. Todos estamos sumergidos en una cultura. Pero hay más....

Yo soy parte de una nación. La identidad nacional es una identificación muy fuerte. Nos identificamos con la historia, el pueblo, las costumbres. Hay símbolos que nos vinculan a la nación incrementando nuestra conexión emocional: “Soy Americano”, “Japonés”, “Chino”, “Francés”, “Chileno”-identificaciones fuertes. Pero hay algo más....

Yo soy parte de una familia. La familia de la que venimos, la familia que soñamos, la familia que creamos. Recordar que enraizado está nuestro nombre en nuestra conciencia, y que gran parte de nosotros es. Pero hay algo más....

Yo soy el resultado de mi educación. Pero también....

Yo soy el conjunto de mis pensamientos. Pero también....

Yo soy el conjunto de mis defectos. Pero además....

Yo soy mis rutinas. 

Todos tenemos una rutina que se hace parte de nosotros. Nuestra conexión habitual con ella nos hace difícil cambiarla. Es parte de nosotros. Pero hay algo más....

Yo soy un obrero. Una persona que hace un trabajo. Esta es una de las identificaciones más fuertes que tenemos. Fácilmente igualamos lo que hacemos para ganarnos la vida con lo que somos. Pasamos tanto tiempo en nuestros trabajos que nos convertimos en ellos. Yo soy un maestro, un estudiante, un ingeniero, un mecánico cuando en realidad yo soy una persona que enseña, que estudia, que practica ingeniería, que arregla automóviles. Así es que hay en mí algo más que mi trabajo....

Yo soy alguien que aspira a una vida mejor. Todos los humanos aspiramos a la felicidad y a hacer un mundo mejor..

Yo soy un conjunto de valores.…

Yo soy amor..

Yo soy espíritu.....

Yo soy misterio.. Lo desconocido.

Ejercicio

Siéntate en calma quince minutes cada mañana en un lugar tranquilo, confortable, con la espalda erguida y las manos cruzadas. Si es posible mantén los ojos cerrados. Respira hondo de tres a cinco veces para serenarte.

Repite serenamente en voz alta: “Yo no soy .” nombrando cada posible identificación que podamos pensar, por ejemplo “mi cuerpo, mi trabajo, mi familia ....” hasta alcanzar todas las definiciones. Entonces permanece en silencio, con la idea de que eres un misterio, algo desconocido

El Verdadero Significado De La Vida ¡¡¡¡


La vida es un libro, tú eres el escritor y naces con un bolígrafo sin límite de tinta, cada página es un capítulo que describe cada día que pasa, no puedes regresar atrás, pero si puedes leer y observar lo escrito.
Cada capítulo es una experiencia vivida, cuántas veces tratamos de hacer creer a nuestro subconsciente que no podemos realizar una determinada tarea, es en ese momento donde nos estamos diciendo que no confiamos en nuestras capacidades para luchar por lo que realmente anhelamos.
Desde pequeños nos han inculcado esa mentalidad errónea del “no puedes fracasar“, así que al primer fallo nos sentimos fracasados y nos desmotivamos para seguir compitiendo en nuestro propósito, sin embargo te invito a que mires a tu alrededor y observes detalladamente.
Cuántas personas han fallado en sus primeros intentos no una, ni dos veces, sino más de las que podríamos contar; un ejemplo de ello es ver a un niño pequeño cuando aprende a caminar, a pesar de verse caer tanta veces, él sabe que lo debe volver a intentar y busca la forma de volverse a levantar.
El miedo a fracasar en los seres humanos es “normal”, pero el miedo a errar no nos debería impedir jugar, el miedo no lo podemos postular como un pretexto para dejar de mi mirar hacia delante, la confianza no puede ser alimentada a base de miedos, ésta debe alimentarse entre el positivismo repitiéndonos que a pesar del temor tenemos certeza de quienes somos, para donde vamos, y que lograremos.
Quién mas que tú puede ser el arquitecto de tu vida, por mas que te sientas derrotado, nadie “bajará del cielo” a reconstruir tu vida, sólo tú tienes los planos para construir tu propia fortaleza, a pesar de esto quiero que tengas presente que ante cualquier cosa, eres un ser humano y como todos tenemos el derecho a equivocarnos y las puertas abiertas a nuevas oportunidades, nadie es perfecto y aún si lo fuésemos, ¿no crees que seria un poco aburrida la vida?, aprende a descubrir tus defectos y trata de convertirlos en virtudes.
Recuerda que tú vales por lo que eres, no te midas en lo material, nadie tiene el derecho de opacarte, tú brillas por lo que tienes y por lo que eres, por tus cualidades y tus virtudes, nadie podrá ser superior a ti y nunca deberás hacer sentir inferior a alguien, cada quien puede ser la estrella que brilla por aquellas características que lo hacen diferente de los demas.
Por otro lado, intenta levantarte cada día pensando que será el mejor de todos, mírate al espejo y busca nuevamente esa persona maravillosa que llevas dormida en tu interior, al transcurrir el día, identifica esos factores que te afectan y te desmotivan  y conviértelos en un obstáculo donde tu meta no sólo será saltarlo, sino derrumbarlo totalmente.
Para terminar, al final del día, cada noche al irte a la cama realiza un breve repaso de tu vida y convierte cada segundo negativo que tuviste en una experiencia positiva, donde  te llevará a una enseñanza de vida que te hará crecer como persona.
No te humilles, no te creas inferior, levántate todos los días pensando que eres único e irrepetible, recordándote cada segundo que eres una persona realmente valiosa y que nadie puede compararse contigo, enséñale a tu subconsciente que te amas a ti mismo, antes de amar a los demás.


“El miedo a soñar, y a vernos hermosos cada día, es lo que nos hace perder la batalla día a día”
–Lina María Gordillo Tabares